¡Por fin una actualización de elprensa! Y es que ya va siendo hora, porque nuestros lectores, que aunque escasos no son nulos, se están empezando a quejar, y no es plan de perder a las pocas personas que lo leen.
En fin, la noche de ayer fue una de esas que hacen historia, vamos, una noche para recordar. Todo empezó en una cervecería, chiquitita pero muy guapa, de Bilbao, a la que nos costó bastante llegar porque Tamara tenía problemas para comunicarse la gente y averiguar donde estaban. Así que después de dar un par de vueltas por Bilbao (la glorieta, se entiende) conseguimos reunirnos todos, véase Maca, Tamara, Javi, Álex, Ernesto y yo, y pusimos rumbo a Seven, pues así se llamaba la cervecería.
Una vez dentro, nos acomodamos en una mesita, que tenía su propio grifo de cerveza y nos pusimos a beber, según los litros que fueras bebiendo te traían tapas, y al final llegamos hasta la paella, que, por cierto, estaba muy buena. Tras un ratito sirviendo cerves, conseguimos pillarle el tranquillo, las primeras eran algo así como espuma con un poco de amarillo abajo. Al final, además de ser la mesa que más litros bebió, 13.40 (y éramos ocho porque luego vinieron Alba y Adri) , nos pusimos a desvariar y acabamos cantándole el cumpleaños feliz a Maca, varias veces además, y hasta se nos unieron otras mesas (bueno en realidad todo el bar acabó cantando) y Maca lo agradecía echándose hidalgos con la gente, lástima que siempre los ganara Ernesto, que se bebía los vasos de dos tragos.
Después de haberla montado a gusto, nos disponíamos a ir a Tribu cuando nos invitaron a un chupito, y claro, entramos al bareto ese, estuvimos allí un buen rato, porque nos gustaba la música, pusieron la ya mítica “Ojalá no te hubiera conocido nunca”.
Después de mucho insistir, y de despedirnos unas dos veces de Alex, Javi y Ernesto, salimos del local y volvíamos a dirigirnos a Tribu cuando pasó el fatídico accidente, bueno alomejor el adejetivo fatídico es un poco exagerado, pero ya me conocéis.
El borrico de Javi (como dice Tamara) en un impulso de amor, se lanzó a darles un abrazo a Alex y Tamara, con tan mala suerte que se cayeron los dos, y aunque lo de Álex fue una heridita sin importancia, lo de Tamara era algo más grave, se había hecho un boquete de centímetro y medio en la rodilla. Como era lógico no íbamos a irnos de fiesta con semejante agujero, así que, ya con Esther y Borja en nuestras filas, entramos en un bar para curar la herida con un poco de betadine, pero las chicas del bar, muy majas por cierto, nos aconsejaron que llamáramos a una ambulancia porque tenía una pinta algo fea. Mientras esperábamos a que llegara el Sammur, Borja y Adri aprovecharon para tomarse una cervecita, que raro…
Una vez llegó el sammur, metieron a Tamara, y sólo a ella, dentro para curarla, y tras estar un buen rato ahí metida la dijeron que tenía que ir a coserse al hospital. Así que mientras ella iba en ambulancia, nosotros seis, nos cogimos dos taxis y fuimos al hospital. A Eshter, Borja y Adri, se les escapó uno porque los dos últimos estaban bebiendo una copa y el taxista nos los dejó montar.
Cuando llegamos al hospital, Tamara ya estaba dentro y ¡oh, sorpresa! No nos dejaron entrar, aunque Alba consiguió llegar hasta Tamara y tranquilizarla un poco. Después de esperar un rato, en el que aprovecharon para confundir a Borja con un drogadicto , salió Tamara, de una sola pieza y con unos cuantos puntos. Después vino Pilar, la madre de Maca, a recogerlos y llevar a Tamara a casa, mientras que Esther, Borja y yo nos fuimos en un taxi hasta casita, que por cierto pagó Borja, porque los demás creo que no juntábamos ni cinco euros entre todos (quitando los cinco que tenía Esther)